She wore blue... velvet...
-¿La… racaille ?
-Si, eso. Le deberían haber hecho compartir celda con la racaille de la época para que le dieran un poco de caña y no escribiera libros tan aburridos. A mi, me pone más un anuncio cualquiera de gel de baño. Quizá es que no soy muy sádistica para el sexo… ni tampoco masochista. Durante la época sotialística en DDR, se decía que (..)
-Socialista
-eso, durante la época socialista... Oye, ¿qué es esto? Lo he escuchado alguna vez en casa de Ilona, creo. ¿no será Antonio and el probe cuñao?
-Es… Akhenaton (dedicado a J. Flash & Ro.).
-Ah…este tipo estaba también con IAM, ¿no?
-Si…
-A ver, qué te iba a contar. Un día mi papá trajo a casa un video pornográfico que le regaló un industrial italiano en la feria de Leipzig. Mi mamá siempre fue una mujer sensual, algo libertina, y mi papá pensó que igual le haría ilusión, pero ella le dijo : « Liebe Ludwig… para qué carajo perder el tiempo viendo degeneradas películas eróticas occidentales mientras podríamos estar protagonizándolas aquí y ahora, en territorio liberado? ». Mi madre tiene un gran sentido del humor. Pero lo que tenía sobre todo en aquel entonces era una gran conciencia de la necesidad de divisas del Estado Proletario. Cuando volvió a ver a aquel hombre italiano al año siguiente, mi papá le propuso un trato… Ese tal Panzani era un tipo divertido. Depravado y emprendedor… cualidades o vicios que muy a menudo van asociados, según he comprobado desde que vivo en un país capitalista. Le conocí unos años más tarde, tras la caída del muro, en casa de mi papá. Venía cada cierto tiempo a tomar café, cuando pasaba a visitar a sus clientes de Erfurt. Yo tenía unos catorce años. Aquel tipo me devoraba con la mirada de arriba a abajo como si fuese un saltimbocca. Yo sentía que cada vez que se metía un pedazo de Apfelküchen en la boca, la saliva desbordaba de sus pequeñas fauces pegajosas. Era gordo, pequeño, bigotudo y risueño, con pinta de pequeño fascista pintoresco pero inofensivo. Yo era muy cría, y me hacía gracia ver las gotas de sudor que yo le provocaba. Cada vez que volvía por casa, yo salía de mi habitación sin bragas, con un vestido azul muy fresco. En aquel tiempo ya habían llegado las películas de David Lynch a Erfurt, yo había visto a Isabella Rosellini en « Terciopelo Azul », me excitaba mucho aquella película. Me excitaba tanto imaginando que yo era aquel chico un poco paleto y pícaro que trataba de ayudarla…Isabella Rosellini era el equivalente femenino de la pasta a los tres quesos, verla aparecer en la pantalla cantando « Blue Velvet » y mojar mis braguitas era un encadenamiento más lógico que el teorema de Pitágoras.
Llamaban a la puerta: era la vecina de abajo.
-Madame… –contesté desesperado- en primer lugar, me iré de este país de comecaracoles cuando me dé la puñetera gana. Que venga Le Pen y me dé una patada en el culo si se atreve. En segundo lugar, no soy argelino, soy… aproximadamente español. Y ateo. Y lo que le voy a tirar al jardín como siga así es un toro flamenco integrista hambriento.
-Ya lo decía mi marido! Ustedes los musulmanes siempre se creen que (..)
Cerré la puerta.
Suspiro.
-Inga… quédate acá unos días más... ayúdame a combatir a mis vecinos mutantes. En fin... por dónde ibas, ¿qué tipo de trato hicieron tu padre y Panzani ? –pregunté mientras echaba mano de los fusibles para desactivar el incansable timbre de la puerta.
-Claudio: a la mierda con Panzani y la pornografía casera alemana. Tengo el avión a las ocho. Me quedan dos horas en París –Inga lanzó su chaqueta contra el televisor y se quitó los vaqueros.
-Es muss sein, liebe …
(*) `Coñazo mayúsculo´ es una expresión con copyright gallego. Todos los derechos debidamente pagados a la SGAE (Sociedad Galega de Autores en el Extranjero).