Estos últimos días, he escuchado, en boca de dos amigos belgas, dos grandes frases que me parecen muy gráficas sobre ese gran pequeño pueblo.
FA. comenzó el simposio espontáneo sobre el alma belga comentando que
« …la différence entre les belges et les français, c´est que les belges, ils savent qu´ils sont un peuple de cons…»
(la diferencia entre los belgas y los franceses, es que los belgas sabemos que somos un pueblo de gilipollas).
El sábado estuve en una boda suiza. Si hubiese tenido tiempo suficiente para pensar a donde me llevaban, me habría puesto a imaginar, como mi amiga Al., escenarios y chistes fáciles.
Una ceremonia neutral y sin sentimientos.
Un referéndum entre los asistentes para ver si los novios se casaban o no.
Una sortija de compromiso rápidamente evacuada en dirección a una caja fuerte en los Alpes.
Un banquete a base de chocolate, queso fundido y sorbetes con sabor a cuarzo.
Teniendo en cuenta que el casado en cuestión se apellida Tarradellas, las puertas estaban abiertas de par en par para pensar en banquetes aún más bizarros, rebosantes de fondue con pan tumaca y…en fin. Que no, que nunca había estado en una boda suiza.
El caso es que fue una fiesta llena de grandes momentos. Como Tarradellas senior hablando de la adolescencia de su hijo… o los amigos de la pareja retratando la pedida de mano y la Suiza rural en el escenario…o aquella tropa de amigas de Tarradellas junior cantándole al novio, embutidas en disfraces de marujas. Tres fanáticas del novio en un escenario, con rulos, berreando “ha pasado como un jodido huracáaan!!!” dedicado a la novia y la suerte que tenía la muy…
Hay que decir, en honor a la verdad, que el novio era muy bien parecido, como escribirían en la típica revista manchega de chismes locales. Por no hablar de ella, que estaba irresistible con su vestido rojo.
El padre de ella debió pensar algo así como:
“una auténtica licencia para matar (mejor dicho, para morir), eso es lo que es este cuento chino de que tu yerno y sus amigos sean actores”.
“Uaauh” y “¡vivan los novios!”, pensó Observador Monsieur, presente en el festejo helvético de casualidad.
Pero por dónde iba… que me pierdo, comme toujours.
El espíritu de los belgas.
El segundo haiku sobre el alma belga lo puso LA., esa misma noche, después de hablarme de su verano en Suiza, cortando madera en la granja de su amiga (la novia) cual Heidi y otros frescores. Dijo:
« Les suisses, comme les canadiens, ce sont des français frustrés. Les belges, nous, nous sommes directement des français ratés» .(los suizos, como los canadienses, son franceses frustrados. Los belgas, directamente, somos franceses fallidos).
Me parece muy grande.
No tengo palabras.
En cuanto al proverbio que salió a colación sobre los argentinos y los franceses -la celebración era en un local donde se daban clases de tango- ese me lo guardo por respeto a mi lectora más fiel.
Por cierto, ¡gran concierto de Gotan Project el viernes en el Couleur Café!
Alí: actuó también tu amada
Oyana, ataviada con unas medias y un peinado punkarra indescriptível.
Puff. Si. Sé lo que estáis pensando: que no cambie de tema como un cobarde: que cuente lo de los argentinos: que lo que hacemos algunos por conservar nuestra modesta audiencia es lamentable. Que de aquí a quemarme a lo bonzo y grabarlo en video en plan sensacionalista sólo hay un paso. Pero es que en este caso se trata de una cuestión de supervivencia. Ella viene esta semana -precisamente- a un bodicidio parisino. Conoce los bares de este pueblo donde te ponen cacahuetes garrapiñados con el café (y sospecho que los mejores panqueques, o crêpes). Y claro, como dijo Bertolt Brecht,
"¿de que sirve la libertad (en este caso de expresión), si no tengo nada en el estómago? "
Aunque algún listo me sacará lo que le dice Siddharta al mercader, sobre la utilidad del arte del ayuno:
“Es muy útil, señor. Cuando una persona no tiene nada que comer, lo mejor que puede hacer es ayunar. Si, por ejemplo, Siddharta no hubiera aprendido a ayunar, hoy mismo tendría que aceptar cualquier empleo, sea en tu casa o en cualquier otro lugar, pues el hambre le obligaría. Sin embargo, Siddharta puede esperar tranquilamente, desconoce la impaciencia, la miseria; puede contener el asedio del hambre durante mucho tiempo y, además, puede echarse a reír. Para eso sirve el ayuno, señor”.(Siddharta, H. Hesse).
OM Shanti y buena semana, negros.