Wednesday, May 02, 2007

¿Quo vadis, tunante?

Que no pasas por casa...

Me preguntásteis por las suecas, P., R., E., L., J. y compañía, en términos muy vulgares.

Panda de pacomartinezsorias estáis hechos, caralho. 40 años de evolución del homo sapiens sapiens desde aquellas películas…para esto…

Debería daros vergüenza.

Bueno, pues respondiendo a vuestra pregunta y en aras de la búsqueda de la verdad: no son para tanto. Como si lo son, por ejemplo, las danesas. La raza danesa, y la noruega, son superiores a la sueca. Aquel pintor frustrado austriaco se olvidó de especificarlo: no todos los arios son iguales: también hay diversas categorías y sub-razas dentro de ese saco.

Así, la raza aria tendría una estructura piramidal atendiendo al grado de perfección genético de sus miembros tal como la que sigue


“En la cúspide, junto a la raza dirigente de los canijos descerebrados con bigote modelo pubis de peli porno, están las islandesas. Debajo, las danesas, las quiosqueras, Olaf Palme y las noruegas. Luego vienen las (LAS) suecas y las finlandesas. Después vienen las (las) suecas, los maricas y el pueblo llano ario. Finalmente, en la base se reúnen todos los parias e impresentables de la sociedad aria: los periodistas, los economistas, los abogados, las abuelas con mala hostia, los publicistas, los fashion victims, los fontaneros, los testigos de Jehová y Sting.”


In Croquis Monsieur, “Una aproximación al problema de las rubias”. Revista de Estudios Escandinavos, 2007.


En cualquier caso, a mi me gustan más las madrileñas, o las cordobesas, que las estocolmitas. La mejor imagen de todo esto es que la botella de vino que llevaba para Alfrothul, la reventé contra un bolardo en la acera, al desviarse mi atención hacia el contoneo de una rubia que cruzaba un paso de cebra… en París, antes de coger el avión hacia Estocolmo, (vía aeropuerto Pirata Air de Gonorreaburgo).

Si, te puedes reír de mi, Michi. No voy a andar sacando trapos sucios como el de aquel día que casi nos matas en un semáforo al paso de un cachas con rastas. Una cosa es jugar con un buen vino tinto, y otra, jugar con las vidas de las personas humanas al volante, mujer. El vino no eran más que unos 7-8 euros y 75 centilitros de uva perdidos para siempre.

Claro, me dirás que también me podría haber atropellado un coche por andar tan salido que parezco humano. Pero si me mato en acto de servicio becaril (viaje de prospección de mercado a Estocolmo, para el caso), al menos, mi familia cobraría 120.000 euros.

Si, negros. Un accidente con la bicicleta por mirar un escote o pisar una mina en Afganistán al final tienen el mismo irónico, insípido consuelo: 120.000 euros para la familia del damnificado.

para habernos matao

Yo estuve en un momento dado pensando hacer un máster en Suecia o Noruega, cierto.
Pero en realidad a mi nunca me gustaron especialmente las rubias. Siempre he preferido claramente a las morenas. O a las pelirrojas, evidentemente. Sin embargo, con la edad, uno se vuelve más tolerante, uno se vuelve omnívoro.

No. No es depravación. No es sólamente la primavera que la sangre altera. Es como cuando uno sale de casa bien educado: come siempre lo que le pongan, no porque no sepa diferenciar una hamburguesa grasienta de un jamón de pata negra, no: uno se lo come todo por educación. Porque es así y punto pelota.

El caso es que a nadie se le ocurrió pensar (sólo a Torrente de Filadelfia), que podía tener otras pseudojustificaciones en mi imaginario personal ajenas al turismo estudiantil sexual. Todas algo endebles, lo admito. Chorradas acerca de la presunta puesta en práctica de una sociedad más avanzada que la occidental anglosajona o latina sin caer en el gulag. Y otras cáscaras por el estilo.

Freud, levantó acta: “Esto es el colmo de los síndromes”.


Freud, Freud. Cuando tendrás tu estátua ecuestre en el centro de Buenos Aires, como propuso un día el Doctor Mati. Tú que diste de comer a tantas y tantas familias porteñas y de la Pampa, ché.







El punto final del viaje, por cierto, lo pusieron una hamburguesa de salmón, y la noche de Valpurgis.

"el patatismo es un humanismo", dijo Sartre.

5 Comments:

At 3.5.07, Anonymous Anonymous said...

¿Qué cara se te quedó después de la explosión vinícola boliardica, Señor Croquis?? xDxD


Nombre y Apellidos

 
At 3.5.07, Anonymous Anonymous said...

A mi no sé que cara de papanatas se me quedó... no me ví. Lo único que sé es que la gente de la calle me miraba con cara de malas pulgas porque la bolsa iba goteando vino. Hijosputa. Ya tenía yo suficiente tratando de salvar al queso de una buena borrachera y de encontrar una papelera.

Croq.

 
At 3.5.07, Anonymous Anonymous said...

oye, que tractado más peligroso poco antes de acercarte a una chica rubia y aria (bueno, con un poco de hugenota)!!!

 
At 4.5.07, Anonymous Anonymous said...

¡glups!

¿me dejarás dormir en el portal?

: (

 
At 4.5.07, Anonymous Anonymous said...

peor ;-)

 

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